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(S.O. Cortometrajes) Entrevista a Borja Soler, director de «Ahora seremos felices»

Si ponemos sobre la mesa el nombre del director Borja Soler estamos obligados a hablar de Stockholm, el largometraje que co-dirigió junto a Rodrigo Sorogoyen, una de las producciones revelación del cine español de los últimos años, ganadora de un Premio Goya, un Premio Feroz y tres biznagas en el festival de Málaga de 2013. Antes de lanzarse a realizar en solitario su primer largo, Soler llega a Cinema Jove con su último trabajo, el cortometraje Ahora seremos felices, una pieza breve en dos actos que nos habla del amor, el desamor, del tiempo que pasa y las esperanzas que pusimos. En el primer acto, una pareja narra el proceso de una relación, desde la efervescencia de la pasión inicial hasta la ruptura. En la segunda, dos antiguos amantes se cruzan en la calle y conversan de manera fugaz sobre sus vidas. ¿Qué ha ocurrido? ¿Dónde se encuentran? ¿A dónde van? Aunque, si nadie parece tan contento, ¿a qué viene este título?

El título de tu corto ya encierra un misterio. ¿Cómo se te ocurrió? ¿Qué es lo que te inspira?

Con el título dimos varias vueltas. Seguramente porque pesaba mucho el título del libro de relatos del que extraje las dos historias: La vida privada de los héroes. Es un título que me encanta y no quería perderlo, pero, al final, después de jugar con varias ideas alrededor del concepto de los héroes, me di cuenta que estábamos perdiendo el espíritu de las dos historias, del porqué las había elegido para componer esta especie de díptico sobre la ruptura de una relación. Lo que me interesaba es que las dos parejas protagonistas de cada historia podrían ser la misma. En la primera somos testigos de cómo se resquebraja la relación y en la segunda cómo, pasado un tiempo, se reencuentran. Esa idea de cómo se vive la ruptura de una relación y el recuerdo que se tiene de ella pasados unos años me interesaba mucho. De ahí que en el título definitivo el componente de lo temporal, el ahora, estuviera presente.

Hay algo interesante en la primera parte del relato y es que no llegas a explicar la causa de esa ruptura. Parece que lo que importa no son tanto los porqués, como transmitir una sensación. ¿Era intencionado? ¿Qué buscabas con ello?

Exacto, eso era justo lo que me atrajo del relato. Una pareja que pone todo su empeño en estar bien, en disfrutar de su último fin de semana juntos y, aun así, hay algo que les sobrevuela que no pueden frenar. Casi como de destino trágico, pero también con toda la ironía que ya estaba en el texto. Al fin y al cabo, la mayoría de las relaciones terminan sin más… por mucho que busquemos los porqués.

Como has comentado, el corto tiene su base en el libro La vida privada de los héroes, de Daniel Jiménez. ¿Qué guarda la forma cinematográfica del original literario?

Creo que he sido muy fiel a los relatos. De hecho, la voz del narrador y los diálogos de la segunda historia están trasladados al guion sin apenas cambios. La gran diferencia es que la mayoría de los relatos del libro se ubican muy claramente en espacios del centro de Madrid y yo quería despegarme totalmente de ese ambiente urbano que estaba tan cercano a mí. Por eso los trasladé a un espacio que desconocía, las islas Azores, y que aportaba a las dos historias una atmósfera cinematográfica fascinante.

El segundo acto es más estático que el primero. El carácter de los personajes se revela a través de los diálogos y, sin embargo, queda muy claro el fondo de melancolía que asoma en sus vidas. Algo de lo que no se habla, pero que está ahí. ¿Cómo planteaste el trabajo con los actores?

Apenas ensayamos, trabajé con los dos por separado haciendo hincapié en entender a los personajes, preguntarnos qué tipo de relación habían tenido, más que entrar en un trabajo pormenorizado sobre diálogos o la puesta en escena. Además, daba la casualidad de que Raúl [Prieto] y Maggie [Civantos] habían trabajado juntos una vez hace muchísimo tiempo. Así que ese reencuentro que viven los personajes en la historia también lo vivieron ellos durante el rodaje, diez años más tarde. Puede que esta casualidad ayudara algo a que se creara ese clima tan mágico que hay entre ambos, aunque fundamentalmente se debe a que los dos son de los mejores actores españoles de su generación. Fue un auténtico lujo poder contar con ellos.

El lugar del encuentro entre esos dos viejos amantes es una especie de cruce entre el pasado y lo que está por venir. “El futuro”, dice él. ¿Qué significa?

Se trataba de volver otra vez a la idea que sobrevuela el corto: cómo vivimos una ruptura en el presente, cómo la recordamos y qué esperamos de las que están por llegar. El personaje de Clara adopta un discurso naïf aferrándose a lo que pudo ser y reafirmándose: “yo ahora, estoy bien”. Daniel, en cambio, se resigna. Pero su discurso es más que pesimista, el de un superviviente. Creo que, llegados a cierta edad, todos nos hemos encontrado en cualquiera de estas dos posturas. Lo trágico y lo gracioso es que, pasado un tiempo, nos volvemos a enamorar y vuelta a empezar.

Háblanos de la cueva con la que se abre y se cierra el relato.

A nivel formal me interesaba mucho darle a todo un tono de tragedia clásica, de ahí la división en actos, la música clásica, la voz omnipresente del narrador y su estilo literario. Ese uso de lo artificioso para contar dos historias que hablan de algo tan común, a través de personajes casi anodinos, me parecía que dibujaba muy bien cómo nos enfrentamos normalmente a las rupturas. Sobre todo, cómo las contamos. Toda esa tragedia de la ruptura del amor en la que hemos caído todos me parecía muy tierna, patética y graciosa al mismo tiempo. Si no hubiera existido la cueva, Daniel hubiera vuelto a casa después del encuentro con Clara, como ocurre en el relato. Así que me encantó la idea de que, para cerrar el corto, nuestro “héroe” volviera exhausto a su cueva.

Antes de este corto dirigiste Stockholm junto a Rodrigo Sorogoyen. ¿Cómo es esto de hacer una peli a cuatro manos?

Fue una experiencia increíble y muy intensa. Teníamos doce días para rodar la película, no había dinero para más, así que tuvimos que hacer un trabajo de planificación muy concienzudo en el que delimitamos muy claramente la labor de cada uno. Yo me centré en la realización de la imagen, trabajando codo con codo con Rodrigo y con Álex de Pablo, el director de fotografía. Con un tiempo y condiciones de rodaje tan exigentes, este reparto de esfuerzos ayudó a que Rodrigo no perdiera nunca la visión general de la película.

¿Encuentras una relación entre los personajes de Stockholm y Ahora serenos felices?

La verdad es que nunca lo había pensado. Yo no lo veo, creo que las dos propuestas son muy diferentes, aunque en ambas los protagonistas sean parejas. En Stockholm hay una clara intención de llevar la relación de unos desconocidos al límite, el “te quiero a ti, ahora”. En ASF podríamos decir que la intención es la opuesta, el tiempo hace que toda esa locura de amor se desvanezca en una historia que recordarán con dificultad.

Estás preparando tu primer largo en solitario, Spanien. Solo el título ya promete. ¿Puedes adelantarnos algo?

Spanien nos traslada a un futuro cercano en el que nuestro país es absorbido, tras varios rescates, por Alemania. Marisol, la alcaldesa de Benidorm, decide proclamar la independencia de su ciudad después de que los Reyes Católicos se le aparezcan en un sueño y le encarguen la misión de reconquistar el país. Se trata de una sátira política muy mediterránea escrita con Daniel Remón y que, dada la actualidad política, poco a poco se va pareciendo más a un documental.