Noticias Festival
(Un Futuro de Cine) Entrevista a la actriz Greta Fernández

Greta Fernández lleva la interpretación en la sangre. Tanto es así que su primer papel ya lo realiza, siendo todavía una niña, en Ficción, del director catalán Cesc Gay, interpretando a la hija de su padre en la vida real, el actor Eduard Fernández. De Greta se podrían decir muchas cosas, pero basta con echar un ojo a su cuenta de Instragram, leer alguna entrevista o charlar un rato con ella para saber, al menos, una cosa: que sabe lo que quiere… Y va a por ello.

Empiezas muy pronto, con 9 o 10 años, en Ficción. ¿Fue ahí donde empezó a interesarte la interpretación?

No, yo no creo que fue ahí. Yo creo que ahí me gustaba un poco el trabajo que tenía mi padre, ¿no? Yo creo que de ahí a entender qué era eso me faltaban muchísimos años. Yo creo, simplemente, que es como un niño que juega, que le gusta las cámaras, y también le gusta que le miren y le observen. Yo estaba allí pasando unos días con mi padre en el pueblo donde rodaron Ficción. Entonces Cesc me propuso hacer el personaje y decir cuatro frases. Y lo hice. Yo creo que el gusanillo me pica mucho más adelante.

¿Algún recuerdo especial de aquella experiencia?

(risas) Sí, ¡recuerdo que estaba muy nerviosa! Recuerdo la sensación antes de subir a la habitación, la primera escena que rodé. Le decía: “papá, hay un globo”. Recuerdo estar con el corazón que me salía por la boca. Estaba muy, muy, muy nerviosa. No recuerdo nada más. Recuerdo esos días en el pueblo, que fueron un momento muy bonito de mi vida.

Decías que ese no fue el momento en el que te interesas por la interpretación. ¿Cuándo sucede, entonces?

Yo creo que hubo un momento en el que mi padre empezó a hacer una obra de teatro, Hamlet, de Shakespeare. Estuvo como un año haciendo esta obra. Yo vi la obra muchas veces. Yo creo que había algo de eso que me tenía hipnotizada. No sabía si yo quería formar parte de aquello, pero sí que había algo de mí que quería estar ahí. No sé si era consciente de qué, pero yo quería formar parte de ese mundo de fantasía, ¿no? Luego, a los 16 años empecé a hacer castings con mi representante de ese momento, que era la que tenía mi padre, Eli Cabrero. De ahí me cogieron para dos proyectos: La riera, una telenovela de TV3, y para Olor a colònia, una tv-movie que se rodaba también en Barcelona. Aun así, yo ahora con distancia puedo decir que tampoco conseguí saborear la magia de esta profesión. Yo creo que eso lo he conseguido hace poco.

Aunque en papeles secundarios o pequeñas colaboraciones, de alguna manera has trabajado con grandes nombres del cine, con los más molones, por decirlo de alguna manera (risas)

Sí, eso es verdad. Yo también estoy de acuerdo (risas)

Isaki Lacuesta, Cesc Gay, Lino Escalera, Mar Coll o Ramón Salazar ¿Qué has ido aprendido de todos ellos? ¿Cómo has ido sumando esas experiencias a tu manera de entender la interpretación?

Bueno, a mí me da la sensación de que en el fondo no he conseguido con ninguno de ellos trabajar a fondo algo. No he conseguido conocer su manera de trabajo al 100%. Es decir, ahora que acabo de rodar una serie para Movistar+ con Mar Coll [Matar al padre] he podido conocer a Mar Coll un poco. Y me ha gustado que Mar Coll me escoja para cosas más intensas o, más bien, pausadas, y además me haya cogido para una comedia. Es una cosa que me gusta mucho. Me gusta cómo me ha sacudido y me ha dicho, sácate la intensidad y el drama. Vamos a hacer algo distinto. Y a mí me gusta mucho cuando un director hace eso, cuando apuesta por mí para otra cosa. Me parece muy guay. Y ahora trabajando con Isabel Coixet [que estamos empezando un proyecto] estoy enamorándome de ella, estoy empezando a trabajar la interpretación desde un lugar más fino y muy creativo. Yo creo que es cuando una directora te propone cosas que te hacen pensar y te hacen alejarte de lo común. Que te ponga deberes: pues ahora te pones a escribir una carta como este personaje o lee este libro. Propone un juego que se va de lo convencional. Entonces no es solo el guión que tengo delante de mí, sino que de repente hay más cosas. Y eso da muchísimo juego.

Como has comentado, has hecho cine y televisión. ¿Qué diferencias encuentras entre ambos medios? Has dicho en alguna ocasión que te gusta más el cine.

A mí me gusta más el cine, pero no porque no me guste el trabajo televisivo. A mí las series me parecen el futuro del cine. Lo que pasa es que creo que aquí, bueno, no sé dónde está el problema. Bueno, no digo que todas. Me parece que Movistar+ ha empezado muy fuerte. Netflix, también. Quiero decir que hay de todo. En todo caso, yo creo que ya basta de contar historias tan planas, aburridas, que no tienen emoción. Ya basta de darle al espectador todo bien masticado, bien contado y sin segundas vueltas, sin contradicciones, sin vida en los personajes. Entonces, da la sensación de que en la tele ese espacio no se da. No hablo de la tele en Estados Unidos, ni en Francia ni en muchos otros sitios en los que sí que hay series espectaculares. Pero creo que aquí hay prisa, mucha prisa, y la prisa pocas veces deja mucho espacio para la creatividad.

En alguna entrevista has declarado que tu mirada hacia el cine se la debes a tu padre. ¿En qué sentido?

Yo creo que hay dos cosas. Una es mi relación con la mirada que tiene mi padre con la interpretación. Esta cosa que te digo de crear un personaje. Mi padre me ha dado una visión muy inteligente para mí, con mucho sentido común. Es lo que dice él, que debemos tener mucho sentido común a la hora de crear un personaje. Pero mi padre es una persona muy creativa y yo creo que llega a donde llega con los personajes porque pasa horas y horas en casa comiéndose la cabeza sobre por qué esto o por qué no esto otro, cómo hago para acabar diciendo esta frase. Es un trabajo que te lleva a muchos lugares. Todo ese proceso creativo que él me ha enseñado y que yo he visto cómo lo hacía me ha parecido lo más divertido y lo más chulo de este trabajo. Y luego la visión que me ha dado él en el cine sobre, bueno, de cómo es este mundo, que no es un mundo fácil, es un mundo competitivo, que es un mundo de envidias, que es un mundo en el que hay muchas cosas buenas igual que malas. Y bueno, de ser consciente de ello.

Si tuvieras que explicarlo, ¿qué significa para ti actuar?

Yo, mira… Así como simplificándolo, diría que a mi actuar me ayuda a ser mejor persona porque a mí me ha ayudado a comprender muchas cosas de mi vida, incluso. Es decir, a entender más dilemas personales que yo tenía en mi vida, a cosas que a mí me costaba de entender. A mí este trabajo me ayuda mucho a empatizar. Me ayuda mucho a no juzgar, a no tener que justificar, a comprender y tratar de entender a todo el mundo. Me ha ayudado mucho a ser muy comprensiva, a escuchar desde otro lugar, y verle siempre más de una cara a las cosas. Y eso aplicado a tu vida es una terapia increíble.

¿Cómo ves el panorama en el cine actual para una actriz joven como tú? Haznos un diagnóstico.

Yo hace poco hice una entrevista en la que me peguntaban precisamente eso. Yo creo que la gente debe empezar a quejarse menos y trabajar más. Yo sé que a veces puede ser un poco pedante que alguien que trabaja diga esto. También he estado sin trabajar nada y también lo he dicho. Yo siempre he creído que alguien que es muy bueno, que tiene cualidades y tiene sensibilidad para poder contar o hablar a través de un personaje puede encontrar oportunidades. También diría que también tienen que ver muchas cosas, como todo en la vida. Si tú quieres mucho una cosa y esa cosa se aleja de ti continuamente, mira a ver qué pasa aquí contigo. Solo creo que últimamente veo mucha, mucha, mucha queja y veo muy poco trabajo de la gente. Y trabajo quiere decir, pues aprender a encontrar más matices en las cosas, aprender idiomas quizá, a sacarte el acento, a hacer cursos, a buscar representante, se pueden hacer muchas cosas. Están las dos partes, que no creo que sea un trabajo fácil y que es un trabajo que puede llegar a ser muy elitista, es verdad. También tengo gente muy cerca que han venido de cero, que ni tenían padres actores ni tenían nada que ver con este mundo y están muy arriba. Yo tengo mucha confianza en el talento.

Tú has hecho ya alguna pequeña incursión fuera de España, [En Polonia, con Embers, una película de ciencia ficción]. ¿Es necesaria hoy esta dimensión internacional para hacer una carrera en el cine?

Yo no creo que sea necesario. Yo creo que te abre más puertas, simplemente. Yo no quiero quedarme solo en España. Aparte es que a mí también me gusta el cine de fuera, el cine europeo también me apasiona muchísimo. Yo creo que me aburriría si estuviese toda mi vida aquí. Creo que aquí hay proyectos muy bonitos, lo que pienso es que hay pocos proyectos buenos porque hay menos dinero para hacer cine. Yo siempre digo lo mismo, “ponéroslo fácil”, no os quedéis solo aquí porque entonces todo es mucho más complicado. Pero si te abres un poco las puertas, te pueden coger en Francia, en Inglaterra, en Sudamérica y en EEUU, y de repente se te abren muchísimo las posibilidades. Yo creo que eso que tiene mucha lógica.

Tu carrera no ha hecho más que empezar, pero, si te proyectaras hacia el futuro, ¿cómo te verías de aquí a unos años? ¿Qué te gustaría hacer? ¿Con qué directores te gustaría trabajar?

(risas) Pues me veo trabajando en diferentes sitios. Me veo trabajando en otros cines, no solo de aquí, en esos cines de fuera, también. Y espero que me hayan tocado esos personajes que te hacen un regalo en la vida, que no hay muchos. ¿Y directores? Siempre digo Paolo Sorrentino, que es un director que a mí me encanta. Siempre he dicho Haneke, que es más complejo, pero a mí me gusta mucho. Me veo trabajando en más películas con Isabel Coixet. Y me veo repitiendo con Isaki Lacuesta. Bueno, con mi padre voy a trabajar ahora, pero con actores me gustaría trabajar con Anna Castillo, con Elle Fanning, que me gusta muchísimo y… (piensa) y ya está (risas).

Se ha emitido recientemente la serie que realizas con Mar Coll para Movistar+, “Matar al padre”. Como actriz, ¿Greta Fernández tiene que matar al padre o no le hace falta?

 Yo creo que en, este caso, ya mató al padre. (risas) Lo mató hace unos añitos, ya. Ya lo hemos pasado eso.

¿Y cómo fue el asesinato?

 Sin sangre, pero lo maté. (risas) Sí, yo creo que eso es necesario. Bueno, o no. Depende de la relación de cada uno. Yo siempre he admirado a mi padre y a mi madre, siempre me ha gustado mucho a qué se dedicaban los dos (mi madre -Esmeralda Berbel- es escritora también). Yo creo que matar al padre es una cosa muy sana en el fondo, ¿no? Es como humanizarlo, que deje de ser un dios. Y hacerlo está bien, no está mal. Salen muchas cosas. Luego tienes una relación desde un lugar en el que yo admiro a mi padre igual. Lo tengo en un pedestal igual. (risas) Y a mi madre también, a los dos. Pero es un lugar sano, bonito.

Cinema Jove te otorga el premio Un futuro de cine. Me gustaría que nos dijeras cómo valoras el premio.

Jo, pues cuando me dijisteis esto me hizo una ilusión loca. Era mi primer premio, imagínate mi felicidad. Es como un voto de confianza. Eso me parece muy bonito. Yo siempre pensaba que el primer premio que recibiera lo iba a hacer como un voto de confianza, porque es tan difícil recibir un premio así, no es como premiar algo que ya está. No sé cómo decirlo. Yo siento que aún tengo tantas cosas por hacer que este premio lo recibo así, como: “nos gusta de momento cómo lo estás haciendo, sigue adelante que vas bien”. Me hace mucha ilusión que sea en Valencia. Tengo una relación muy bonita con Valencia, aunque haya estado pocas veces, y me hace mucha ilusión recogerlo. La verdad es que me parece un regalazo.

 

Autora Foto: Arale Reartes