Henrika Kull “Las cárceles de hoy son instituciones muy inhumanas”
El trabajo de graduación de la directora alemana Henrika Kull, Jibril, bebe de un corto documental que rodó en 2015, Absently Present, sobre la relación de una mujer con un preso. “Siempre me han interesado el anhelo, la fisicidad y los lugares donde se viven experiencias sociales extremas y mi curiosidad me llevo a investigar la sexualidad y la intimidad en las cárceles. Con el tiempo, descubrí que no son los parientes los que terminan con sus relaciones sentimentales, sino los reos, que se vuelven más distantes a medida que transcurre la sentencia”, comparte la realizadora.
En su ópera prima plantea una ficción sobre la ardiente pulsión amorosa entre una madre de tres niñas divorciada con un hombre condenado a seis años de prisión. Los actores, también debutantes, ofrecen unas interpretaciones francas y emocionantes de una relación plagada de inconvenientes. “En las historias de amor siempre hay parte de proyección y he querido explorar cómo se refuerza esta noción con el factor prisión”, explica Kull.
¿Por qué te interesa personalmente hablar sobre el anhelo, la fisicidad y los lugares donde se viven experiencias sociales extremas?
Amo la intensidad y me parece que las personas que lo hacen todo bien son bastante aburridas. Tal vez porque crecí en una ciudad muy sofocante en el sur de Alemania; en un ambiente en el que todo lo que no era convencional se juzgaba de inmediato. Cuando me mudé a la gran ciudad y conocí todo tipo de entornos -no solo como parte de mis estudios de Sociología-, me quedé fascinada por lo que desencadenaron en mí y por la cercanía que, de repente, sentí. Tal vez por eso investigué en burdeles o en cárceles y disfruté de la intensidad de los intercambios y de las amistades con las personas más diversas.
El origen de la película es el documental corto Absently present, ¿cómo te ayudó la investigación previa en la realización del largometraje?
Investigué mucho, no solo para mi documental Absently present, sino que también pasé mucho tiempo en prisión y hablé con muchos presos. Todas las observaciones que hice allí, durante años, me absorbieron, literalmente. Después de eso, fue muy fácil escribir un guión con diálogos naturales y escenas de la vida real. También me ayudó mucho durante la dirección.
¿Qué descubriste sobre la vida en prisión que no esperabas?
La primera vez que entré en una prisión estaba realmente emocionada. Entré sola y me pareció una locura la cantidad de testosterona en el ambiente. En Alemania, muchas prisiones se siguen construyendo de acuerdo con el sistema panóptico, una arquitectura muy brutalista, especialmente comparada con los estándares actuales. Son lugares bastante intimidantes, especialmente en la primera visita. Lo asocié a la visión de tigres en jaulas. Pero pronto me di cuenta de cuánto desean los hombres ser vistos como seres humanos y no solo como criminales. Vine una y otra vez y conocí gente muy interesante e inteligente. Todos estaban llenos de anhelo. Sigo pensando que las cárceles tal como existen hoy en día son instituciones muy inhumanas.
¿Qué retos y qué dificultades viviste en la producción de esta película?
Tenía un buen guión, grandes protagonistas y localizaciones increíbles (por ejemplo, una prisión real), pero no tenía fondos para producir la película. Sabía que no podía esperar durante años para obtener fondos, quería rodar pronto y creía firmemente que también era posible hacerlo sin dinero, porque podía usar el equipo de cámara de mi escuela. Por supuesto, fue una locura, pero gracias a mi profesora Angelina Maccarone, que también era fan del guión y siempre creyó en mí, obtuve el permiso de las universidades para comenzar el proyecto y asumí el guión, la dirección, la producción y la edición.
Poco a poco encontré un equipo pequeño pero increíble, formado por la maravillosa cinematógrafa Carolina Steinbrecher, que asumió una gran responsabilidad, como también la gran escenógrafa Theresa Reiwer. Las dos trabajaron gratis. Estaba claro que también necesitaba a alguien que me ayudara con la producción y, afortunadamente, Sophie Lakow subió a bordo. Que esas mujeres, y por supuesto los maravillosos actores principales, especialmente Susana Abdulmajid, estuvieran allí, hicieron finalmente posible el proyecto. Durante el rodaje me encargué del catering, de buscar extras o de planchar el vestuario, lo que desafortunadamente me distrajo del trabajo real con los actores. No obstante, por otro lado, como éramos un mini equipo dispusimos de mucha flexibilidad. Con todo, puedo decir que aunque casi no teníamos dinero, fuimos extremadamente libres y pudimos ser muy creativos.
Jibril no parece en absoluto una película de graduación. ¿Cómo te ayuda el sistema educativo alemán en el desarrollo de tus primeros largometrajes?
¡Oh, gracias! Mi universidad no es fan de las películas de graduación largas y, como mencioné, tuve que pelear mucho por ello. Al final la filmé con el presupuesto normal para las películas de graduación. Es decir, con el presupuesto de un cortometraje. En casi todas las escuelas de cine en Alemania se proporciona un presupuesto pequeño, así como un equipo de cámara para las películas finales.
Tus protagonistas debutaban como actores y decidiste hacerles muchos primeros planos. ¿Cómo te las has arreglado para obtener unas actuaciones tan naturales, basadas en miradas?
Vaya, ese es un gran cumplido… Siempre quise que la película fuera así: natural. Quería usar una cámara portátil que diera sensación de cercanía y verosimilitud, y sabía que necesitaba caras y personajes muy fuertes para eso, así como un cinematógrafo que fuera muy atento y sensible a esos momentos.
Dediqué mucho tiempo al casting y trabajé con los actores muy intensamente en sus personajes, para que supieran cuáles eran sus necesidades e intenciones. Siempre supe que era todo un desafío. Gracias al sensible trabajo de cámara de Carolina, el concepto funcionó…
¿Por qué decidiste que los protagonistas fueran musulmanes?
Son alemanes pero de origen islámico. Viven junto a alemanes con otros antecedentes religiosos. Así es como lo experimento en Berlín, eso es lo que quería contar. No quería hacer una película sobre musulmanes, sino sobre dos personas que se enamoran.
¿Qué aporte adicional supusieron sus orígenes migratorios a la historia?
Para mí es una historia de amor universal. Por supuesto, mis dos personajes están buscando algo, tal vez lo estén experimentando de una manera mas más pronunciada o consciente a través de sus orígenes. Sin embargo, en mi opinión, ambos tienen personalidades muy singulares, independientemente de sus raíces. Ambos tienen su propia manera de mordisquear las estructuras patriarcales y rebelarse contra ellas internamente.
A lo largo de la película podemos ver a Maryam viendo una telenovela en la televisión. ¿De qué forma crees que el romanticismo recogido en el audiovisual convencional influye en la percepción del amor por parte de las mujeres?
Maryam sabe que este culebrón es tonto, pero también siente un anhelo de algo grande. Su amiga Sadah, felizmente casada, le muestra un esbozo de eso también. Maryam está buscando un tipo diferente de romance, diferente del que ve en la televisión. Ella crea su propia telenovela…
¿Ya te has respondido a la cuestión de cuándo es realidad el amor y cuando, proyección?
Más bien me pregunto: ¿En qué medida amo al otro de verdad o es solo la imagen que me hago de él? O más bien: ¿Cuánto me gusta la sensación que me provoca el amor? Por supuesto, se trata de narcisismo, de cómo me gusta verme a mí misma. Maryam se siente mucho mejor y «perfeccionada» cuando está enamorada. Su vida funciona sin Gabriel. Pero saber que él piensa en ella hace su vida un poco más emocionante, más habitable… Así que también se trata de cuestiones hedonistas… Ella lo llama Jibril, y Jibril se convierte en la versión perfecta de Gabriel, la versión que puede completar a Miriam.
La pregunta de qué es el amor y cómo puede funcionar me motiva. En mi próxima película trato este aspecto en el sentido más amplio, pero luego los personajes van un poco más allá, tratan de superar el hedonismo y el narcisismo y encuentran verdadera dicha…