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(S.O. Largometrajes) Entrevista con Árpad Bogdán, director de ‘Genesis’

El niño protagonista de uno de los tres segmentos que componen la película Genezis también se da de bruces con el mundo adulto, pero su suerte es trágica. La película de Bogdán Árpád tiene su origen en un documental que el director húngaro realizó para la BBC sobre el ataque neonazi a un campamento de gitanos rumanos en 2009 con perros, rifles y cócteles molotov.

La ficción que ha trenzado tiene ecos de las primeras películas de Alejandro González Iñárritu. Como el director mexicano en Amores perros, 21 gramos y Babel, Árpád divide la trama en tres episodios interconectados, con un gran mimo en la fotografía y el diseño de sonido.

El realizador se sirve de la poesía visual y de la simbología bíblica para tratar asuntos políticos de gran gravedad, como la justicia frente a la barbarie y el florecimiento de grupos de supremacistas blancos que ejercen la violencia contra las minorías en Occidente.

El origen de la película es un documental de la BBC, ¿cómo te ayudó la investigación previa para este encargo a la hora de preparar el largometraje?

Cuando produjimos el documental para la BBC en 2009 sobre los asesinatos racistas de romaníes en Hungría, fue un encuentro impactante con el mal (con mayúsculas) en sentido bíblico. En un país europeo donde la democracia, la aceptación y la tolerancia deben ser obligatorias después de los horrores de la II Guerra Mundial, este intento de protección fue destruido de un momento a otro. Me resultó impactante que esto pudiera haber sucedido en medio de Europa. Este suceso es un indicativo de que algo debe ser reconsiderado e interpretado, porque los fundamentos más básicos de la humanidad fueron atacados.

Digo todo esto porque el trabajo de fondo fue similar a un trabajo post-mortem. Una sociedad responsable debería diagnosticar el fenómeno y encontrarle soluciones. Aquellos a quienes conocí en ese momento, sociólogos, policías, políticos, profesionales judiciales…, solo podían informar del aspecto técnico del fenómeno. pero estaban tan desconcertados por este odio incomprensible como yo. Sensación que no se acerca ni de lejos al miedo de los asustados gitanos. En una noche oscura, se arrojó un cóctel molotov a su familia y una serie de disparos se dirigieron contra ellos cuando salvaban a sus hijos de la casa en llamas. Eso sucedió. Los ojos de esta gente eran profundos, pozos rotos. Para ellos, el mundo ha perecido para siempre. Ésta fue quizás la experiencia que más significó una investigación real para mí. Mirar estos pozos y avergonzarme de mí mismo, en lugar de la sociedad, que permitió que esto les sucediera.

Has comentado que necesitabas encontrar una respuesta a lo que había detrás de todo este odio en el incidente neonazi de 2009. ¿La has conseguido?

No. Sin embargo, creo que he podido responderme. Mi respuesta es mi creencia y mi confianza en el hombre. Muchos de nosotros podemos tomar decisiones difíciles y buenas en esta vida donde las tormentas conviven con los vientos tranquilos. El hecho de que entre las dos vías posibles, elijamos la afirmación de la vida, junto con los valores ético-morales que caracterizan al hombre. Quiero creer en el hombre como una fuerza creativa, incluso si eso suena tremendamente ingenuo.

¿Por qué era personalmente importante hablar sobre la familia?

La familia es la unidad más pequeña de la sociedad, su célula. Si estas células pierden su función es como el comienzo de una enfermedad. Si no le prestamos, eventualmente se convertirá en un tumor. Esto suena a Doctor House, pero es un hecho que la familia es la socialización primaria y el espacio emocional para todos. Es terriblemente importante. Mi objetivo en la película era mostrar que estas tragedias rompen estas unidades. La gente necesita entender que esto no es un evento social independiente de nuestra existencia. Su impacto no se limita al niño pequeño al que le mataron a su madre y cuya familia fue destruida en el fuego de la boca de un rifle.

La película invita a comparaciones con el cine de Iñarritu. ¿Tuviste en mente alguno de sus primeros títulos cuando planificaste la división de tu historia en tres segmentos?

Las películas de Iñarritu tuvieron y tienen un gran impacto en mí. También están triplemente estructuradas. No lo escondo. Sin embargo, procedo del mundo de los cines, donde las tríadas no son un mirlo blanco. Te dan la oportunidad de desarrollar una historia con mayor cobertura, aunque también implica dificultades.

¿Por qué decidiste darle a la historia un valor bíblico? ¿Qué tan significativa es la religión en esta película?

La Biblia es una de nuestras herencias literarias más antiguas. La he estado leyendo desde niño y estoy agradecido por sus historias y enseñanzas. Pero no soy particularmente religioso. La Biblia tiene una historia muy buena sobre la hija del faraón. Es la que cuenta cómo, al bajar al Nilo, encuentra una frágil canasta con un niño dentro. En ese momento decide que ella será la madre de ese niño. Bajo mi parecer, esta es la historia más hermosa de desinterés, amor y humanidad. La hija del faraón encontró respuesta al odio. Me aferré a esta historia cuando comencé a escribir el guión, a la pureza de la hija del Faraón.

El fuego y el agua están muy presentes en toda la película. ¿Cuál es el significado de estos elementos de la naturaleza?

Mi primera historia se desarrolla en un entorno arcaico donde estos elementos antiguos marcan la existencia de los que viven allí. Fuego, agua, proximidad intacta a la naturaleza. En los tiempos modernos estos elementos se han convertido en símbolos. Tienen un efecto diferente en nosotros, pero están presentes en nuestras penas, en nuestra soledad, en nuestros odios. Cuando el agua nos rodea puede ser tan destructiva como dadora de vida, piensa si no en el útero materno.

 Para presentar a tus tres personajes principales te sirves de la cámara enfocada sobres sus espaldas. Ese recurso me recordó a la película de László Nemes El hijo de Saúl. ¿Ha sido una influencia?

En mi primera película, Happy New Life, utilicé soluciones visuales similares, se presentó en la Berlinale en 2007. No obstante, obviamente, he tomado la idea de algún lado. Al igual que Aronofsky, que a menudo sigue a su personaje principal en su película de 2010 El cisne negro. A este respecto, existe un término en sociología: el observador participante. Esto significa que seguimos a la persona observada constantemente y registramos sus hábitos, gestos, oraciones, sentimientos. Compartimos tanto tiempo con él que pasamos desapercibidos. La cámara mira, sigue.

Como romaní, ¿cuál es la relevancia de retratar los problemas de tu propia gente, normalmente ignorados en los principales medios?

Soy un verdadero gitano, un gitano del bosque, y la brujería y la magia negra están en mi sangre. Por ejemplo, mi madre era ciega y, antes de sus visiones, comía tierra recogida de la base de las cruces. Mi padre era un famoso narrador. Me separaron a una edad muy temprana de mis padres, crecí en un orfanato, pero ese poco tiempo fue suficiente para desarrollar mi atracción por la naturaleza, por las raíces de mi gente, por su mundo fabuloso y supersticioso. Sin embargo, soy un cineasta, lo que significa que aunque no fuera gitano, también trataría de hacer una representación auténtica de la realidad.

Te sirves de la poesía visual para abordar asuntos políticos. ¿Es tu manera de hacer que el dolor sea soportable?

En este caso, la poesía visual tiene una doble función. Por un lado, invita a la empatía del espectador, pues no revela el estrato social de los gitanos como algo oculto y excluido, sino que ayuda al espectador que desea lo mismo, deseo y amor, a identificarse. A todos nos duele perder a una madre, a un hermano. El segundo objetivo era transmitir que estos problemas no son un problema de un país: el odio y la exclusión no son un fenómeno local, sino universal.

¿Cómo desarrollaste el diseño de sonido para cada historia?

Estas necesidades se indicaron de manera muy específica en el guión, y fueron posibles en el proceso de postproducción gracias al diseño de sonido del gran Gábor Császár. La música jugó un papel muy importante en la película y estoy muy orgulloso de la banda sonora. Involucramos al compositor de cabecera de Béla Tarr, Mihály Víg. Me he pasado la vida escuchando con admiración sus composiciones para el cine. Nunca pensé que trabajaría un día con él. Es increíble el milagro de cuán sensiblemente acompaña la transformación de mis personajes.

La cooperación ha sido tan exitosa que compuso música para mi documental Ghetto Balboa, y también va a componer la música de mi tercer largometraje.

La película es muy rica visualmente. ¿Por qué te interesó trabajar con Tamás Dobos? ¿Cómo trabajaste con él cada una de las secuencias? ¿Tenías algún fotógrafo o artista visual en mente?

Soy muy visual. A muchos de los directores de fotografía les alegra, pero a otros, no. Tamás, gracias a Dios, pertenece a aquellos que requieren específicamente la visión del director. Hice la preproducción de la película durante más de un año y tomé miles de fotos para que las historias se desarrollasen en el entorno más auténtico. Luego, Tamás se involucró y ya fuimos dos los que soñamos sobre la apariencia de Genezis.