Noticias Festival
Even Lovers Get The Blues: Entrevista a Laurent Micheli

El drama generacional del director belga Laurent Micheli ‘Even Lovers Get The Blues’ arranca con un orgasmo simultáneo de todos sus protagonistas. La película es toda una declaración de intenciones de este director primerizo, que para su debut, ha decidido abordar una historia coral sobre jóvenes desorientados en la treintena. Será a través del amor y del sexo donde hallen respuestas a las cuestiones existenciales. La película compite mañana a concurso en la Sección Oficial de Largometrajes de la 32 edición de Cinema Jove.

A este respecto, lejos de los estándares convencionales, la película está plagada de escenas de sexo dotadas de espontaneidad y de verdad. Micheli es un hombre de teatro, donde tiene experiencia tanto como actor como en calidad de director antes de fundar su propia compañía. De ahí que haya trasladado su dinámica de trabajo en las tablas al set de rodaje, con la participación de los actores en el desarrollo del guión. La música juega un papel muy importante, con escenas de conciertos, secuencias cantadas e interpretaciones con efectos de ralentización y playback que asemejan vídeos musicales.

‘Even Lovers Get the Blues’ es el resultado de un proceso de trabajo especial, que generó mucha investigación en las primeras etapas …

Quería construir un proyecto con los actores a partir de dos temas fuertes: el amor y la sexualidad. Poco a poco fui aproximando a los actores a sus personajes, y ellos a su vez los enriquecieron. Trabajamos a través de la improvisación. Fue entonces cuando comencé a escribir un guión. Después de un tiempo, pusimos en marcha una especie de laboratorio de investigación en el que Olivier Boonjing, mi director de fotografía, también participó. Cuando empezamos a rondar ya no hubo mucha improvisación, porque ya habíamos trabajado con ella antes.
Los personajes se preguntan cómo liberarse a través de sus cuerpos, a través del amor y de la amistad … 

Los personajes están motivados por la búsqueda de la libertad, por la búsqueda de un auto conocimiento a pesar de sus limitaciones personales, de sus demonios y contradicciones. Cada uno de los seis personajes de la película representa una especie de arquetipo contemporáneo. El duelo, el deseo de ser padre o madre en contraposición con la necesidad de libertad, la reinvención de las formas de amar… Me he dado cuenta de que parte de mi generación tiene problemas con aspectos del amor y de la sexualidad. El origen está en el liberalismo, que interfiere en el ámbito de la intimidad, del amor y de la sexualidad … sobre todo porque cada vez hay mayores posibilidades a ese nivel. Es mucho más fácil conocer gente, y aún más fácil perdernos… También tengo la sensación de que una gran parte de mi generación está en un estado depresivo latente, que desesperadamente queremos encontrarnos.

 ¿Qué te motivó a plantear esta trama?

Comencé a pensar en esta historia después de ver ‘Shortbus’, una película americana de John Cameron Mitchell. Es la historia de un grupo de neoyorquinos que se encuentran en Shortbus, un espacio comunal donde hablan, miran películas, escuchan música, toman un trago y follan. Un lugar muy libre, más allá del tiempo, sin fronteras. En ese momento me sentía muy limitado por la sociedad, por mi educación, por mí mismo y me preguntaba porqué hablamos tan poco de la sexualidad, y por qué razón existen todavía tantos tabúes. Esta actitud hacia la sexualidad, a la desnudez, sigue sacudiendo a mucha gente, pero no se puede hablar de libertad a través del cuerpo sin mostrar el cuerpo. En esta película hablamos de intimidad, así que lo vemos… Lo que también me interesa es provocar una discusión, por lo que esta película debe ser una invitación a reflexionar sobre estas cuestiones. Debe empujar a la gente a pensar en su propia sexualidad. La sexualidad es complicada para mucha gente …

Te has referido a la sexualidad, pero también es una película sobre la pareja …

La película habla mucho sobre el amor o sobre la ausencia de amor. La pareja no es necesariamente una situación natural para todos. ¿Es la pareja una construcción social? ¿Está todo el mundo hecho para estar en pareja? ¿No hay otras posibilidades? Estas preguntas están de moda ahora, por ejemplo, con toda la discusión actual sobre las relaciones abiertas. Y luego hablar de amor, de la pareja, es también hablar de nuestro lugar en la sociedad. Durante mucho tiempo sentí que estar en una pareja era una obligación. Tuve la impresión de que si no tienes pareja no existes a los ojos de la sociedad. Pero, ¿no son patrones impuesto, al fin y al cabo? Esta es una idea que me interesaba desmontar, por ejemplo en la pareja formada por Leo y Louis. Él sueña con ser padre mientras ella sueña con viajar y con ser independente.
¿Por que decidiste que la película se desarrollase en diferentes periodos temporales?

Quería trabajar con las estaciones, comenzar con un movimiento más sombrío e introspectivo en invierno, y con una atmósfera muy nocturna enfatizar el lado ligeramente ansioso de la ciudad. A continuación, con la llegada del verano, presenciar el renacimiento de los cuerpos liberados de la ropa, que tienen una sensación de ligereza, en sintonía con la naturaleza. Hemos trabajado mucho esos aspectos en la edición de sonido y en la clasificación del color, para crear un contraste entre las dos partes. He disfrutado poniendo a los personajes a merced de los elementos.
La película denota una gran libertad formal, que va de la cámara en mano a las escenas casi coreografiadas… 

Quería libertad formal para hacerme eco de la búsqueda de la libertad por parte de los personajes. De hecho, me gustan los cambios abruptos, que rompen con la realidad, esos pequeños momentos de poesía. Y no quería que pesara sobre el rodaje una manera muy pesada de trabajar.
Es un enfoque muy pop y post-moderno. 

Es cierto que el cine de Christophe Honoré me gusta mucho, sobre todo, cuando era más joven. Películas cantadas como ‘Canciones de amor’ me atrajeron, también ‘Declaración de guerra’ de Valérie Donzelli, en la que el canto también irrumpe en una realidad trágica… Plasma una verdadera libertad de expresión.

Bruselas aparece mucho en la pantalla. ¿Cómo planteaste el retrato de una ciudad que rara vez se ve en el cine?

Es una pregunta que sólo me he hecho a medias. Bruselas tiene una presencia muy fuerte en la película, pero principalmente es porque soy de Bruselas. Quería hablar sobre todo de la gente que veo a mi alrededor. Y puesto que también es una película que viene de los actores, quería situarlos en un contexto que compartimos, para ponerlos en su entorno. Me encanta esta ciudad, y quería mostrar su lado más cinematográfico. ¡Es una ciudad tan diversa!