Fresca, directa y sensible, Stop-Zemlia dibuja las dudas y los anhelos, los deseos y las intimidades de la adolescencia. Ajena a los clichés, con la mirada pegada, a ratos casi de manera documental, a las vidas de sus protagonistas, la ópera prima de la ucraniana Kateryna Gornostai acaba de ser reconocida con el Oso de Cristal a la Mejor Película en la competencia Generation 14plus de la última Berlinale. Arropada por un reparto de jóvenes actores no profesionales, retrata el momento actual de la juventud ucraniana.
¿Existe el juego Stop-Zemlia?
Sí, Stop-Zemlia, que significa detener la tierra, es un juego real de mi infancia. Se llama de diferentes formas en las ciudades ucranianas e incluso según el distrito de la ciudad de Kiev, pero las reglas son siempre las mismas: el que paga sigue al resto de jugadores con los ojos cerrados. Todos deben permanecer por encima del suelo (a menudo se juega en un patio de recreo con barras elevadas horizontales). Cuando atrapa a alguien, se debe decir el nombre de esa persona. Si el nombre es correcto, la persona se convierte en el que paga. Si el que paga se acerca, puedes correr a la siguiente barra horizontal para no ser atrapado, pero si te escucha, él o ella pueden gritar ¡stop-zemlia! Si en ese momento estás en el suelo, te conviertes en el que paga.
¿Por qué lo has elegido para dar título a la película?
Aunque es un juego infantil, a menudo lo juegan los adolescentes. Me gusta este instante congelado en el tiempo cuando alguien grita ¡stop-zemlia!: Eres consciente de ti mismo, de tu posición, de tu orientación y dirección en ese momento, pero no te estás moviendo y por eso vives una pausa. Para mí es similar al estado en el que te encuentras en este último año del instituto: estás esperando que llegue la vida adulta, estás esperando asumir todas las responsabilidades respecto a ti mismo, pero el período de espera parece no tener fin. Por lo tanto, debes aprender a apreciar este momento en el que te encuentras, no a esperar a que suceda la vida, sino a disfrutarla tal como es aquí y ahora.
Tu propuesta me recordó a la película Elephant (2003) en la medida en que presenta más un universo que una narrativa, aunque existe una historia central.
Elephant es una de mis películas favoritas. Me gusta el sentimiento y la atmósfera que se despliegan mientras fluye, aunque la línea narrativa principal es demasiado dura para mí. La razón por la que tenemos una estructura de conjunto en Stop-Zemlia es más interna. En algún momento del proceso de casting, me di cuenta de que no solo teníamos a bordo a los protagonistas de la película, sino también a toda una clase de jóvenes maravillosos que ya comenzaron a comportarse como un organismo vivo en la fase de preproducción. Así que, junto a ellos, comenzamos a desarrollar estas pequeñas historias de cada miembro del grupo, para que todos se involucraran como secundarios más que como extras. Y la historia central de Masha permitió esta forma de narración en mosaico debido a su simplicidad y a la ausencia de conflicto.
¿Tenías en mente la película de Gus Van Sant o algún otro enfoque cinematográfico para adolescentes cercano al documental?
El enfoque documental surge de mi primera experiencia cinematográfica. Creo que fue muy útil comenzar con documentales para entrenar el ojo y así discernir la verdad en la pantalla. Y este enfoque es bastante común cuando se trabaja con actores no profesionales. Es mucho más fácil para ellos trabajar a lo largo de toda una escena sin interrupciones para no dejar el estado de sus personajes, y así no interpretarlos, sino vivir las situaciones de ficción, aunque comunes, recogidas en el guion.
¿Las entrevistas intercaladas en la película fueron en realidad a los propios actores?
Conocimos a los actores en un casting donde se llevaron a cabo entrevistas similares a las que incluimos en la película. De ahí que en la etapa final del rodaje surgiera un deseo natural de hablar de nuevo sobre aquellos temas que ya habíamos tratado. Todo lo que se aborda en estas entrevistas, tanto lo ficticio como lo real, fue contado por los actores a través del prisma de sus personajes, pero sin guion ni dobles, en forma de conversación. Quiero que la voluntad o la responsabilidad de ser honestos en los fragmentos verdaderos recaiga en los actores. Pero les agradezco que haya mucho de verdad en sus aportaciones.
A lo largo de esas entrevistas, la actriz principal, Maria Fedorchenko, te formuló una pregunta sobre si sus sentimientos adolescentes la van a acompañar o no hasta la edad adulta. ¿Fueron improvisadas tanto la pregunta como la respuesta?
Sí, la parte en la que le pedí que me hiciera la pregunta que quisiera es mi favorita de cada entrevista (la planteé en cada una de ellas). Este cambio de la película a nuestras relaciones reales siempre fue sorprendente y totalmente improvisado. Aunque he de decir que toda la entrevista fue de alguna manera improvisada. Planeaba discutir algunos problemas y esperaba algunas de sus respuestas. Pero lo más importante para mí fue crear una conversación interesante: escuchar y dirigir su línea de pensamiento, formular algunas cosas juntos.
Hiciste un proceso de casting en el que elegiste a 25 jóvenes que no se conocían antes del rodaje. ¿Cómo les ayudaste a intimar?
Lo principal fue el tiempo que pasamos todos juntos y el proceso creativo dentro del llamado laboratorio de preparación de actores. Dispusimos de nueve semanas de formación actoral a tiempo parcial, pero los dedicamos más a un proceso de emancipación y de vinculación. No teníamos el objetivo de enseñarles a ser actores, sino de animarlos a improvisar y a comprender las leyes de la dramaturgia. En las últimas semanas, estuvieron desarrollando bocetos colectivos tipo teatro documental. Otro objetivo para ellos fue acostumbrarse a que una cámara los filmase constantemente.
¿Cómo trabajaste los cortes de pelo y los atuendos de los personajes?
Alena Gres es nuestra diseñadora de vestuario. Tiene una hija de la misma edad, por lo que está al tanto de las tendencias de la moda juvenil. Junto a este conocimiento, intentamos mantener el vestuario de cada personaje adecuado a las características personales. Por ejemplo, la andrógina e introvertida Masha se siente cómoda con cómodos suéteres de lana y un amplio abrigo de piel sintética; Senia lleva un sombrero como escudo de protección, es lo primero que se pone después de despertarse; Sasha es un personaje «en blanco», no se conoce a sí mismo lo suficientemente bien como para usar ropa de algún estilo, por lo que su guardarropa consistía en simples pantalones cortos y vaqueros de un solo color. Otra cosa que queríamos evitar eran las imágenes estereotipadas y sexualizadas en sus atuendos, porque esta forma de retratar a la juventud está desactualizada.
En cuanto al maquillaje, la responsable es Maria Pylunska. Además del hecho de que es una de las mejores en su campo (su trabajo nunca se nota en cámara hasta que lo hace visible, como en la escena del baile fin de curso), también desempeñó el papel de psicoterapeuta para los actores. Nuestro elenco estaba enamorado de ella, es estricta pero honesta con mucha ironía. El estilo que elegimos para la película en el maquillaje es lo más naturalista posible pero con un toque mágico brillante.
¿Qué importancia tuvo para ti abordar problemas de salud mental como las autolesiones, la depresión y el trastorno de estrés postraumático?
Estos temas están en la agenda de un adolescente moderno, por lo que no podemos ignorarlos. Además de que estos problemas son universales para todas las generaciones: la forma de los problemas es diferente, pero los problemas siguen ahí. Los tuvimos durante nuestros años escolares, los tienen ahora. Es una parte esencial de la vida: lidiar con los aspectos completamente nuevos que te abruman cuando tienes esa edad. A medida que la película adquiría más forma de mosaico, más temas podíamos revelar y eso me provocaba una buena sensación
La actriz que interpreta a la profesora es docente universitaria en la vida real. ¿qué añadió a la veracidad del guion?
Sí, es neurobióloga de la universidad. Quería que aportara al instituto el respeto de la enseñanza universitaria. Tal vez no sea una situación del todo real en los centros de secundaria ucranianos, pero lo hicimos a propósito: para representar la escuela del futuro, porque creo que es una evolución natural del instituto, en los que los maestros dejen de ser inspectores de marmotas escolares y se conviertan en amigos respetuosos de los estudiantes.
Los móviles suelen ser demonizados en las películas, pero tú, en cambio, muestras a los protagonistas haciendo un uso saludable de ellos. De hecho, has afirmado que intuyes una evolución de esta nueva realidad tecnológica. ¿Qué te hace pensar así? ¿En qué crees que consistirá?
Cuando estábamos diseñando el laboratorio de actores, temía que nuestros participantes estuvieran enganchados a sus teléfonos y que eso dañara las clases. Me alegró mucho saber que la necesidad de dispositivos disminuye rápidamente si se involucra al grupo en el proceso creativo y cuando a todos les apasiona. Creo que este cambio de la obsesión al uso inteligente de la tecnología está ocurriendo ahora en todos los aspectos de la vida. Otra cosa crucial: nacieron con el teléfono en la mano, es todo el mundo para ellos y una parte importante de la vida y la comunicación, y lo tratan con más facilidad que nosotros: no temen ser ellos mismos en línea. Necesitamos percibir la tecnología como una parte orgánica de su vida.