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Entrevista a Sanjeewa Pushpakumara, director de ‘Burning Birds’ (S.O. Largometrajes)

Flying Fish fue censurada por el gobierno de Sri Lanka en 2011, de modo que para afrontar su segunda película, el director Sanjeewa Pushpakumara estudió la dinámica de los directores iraníes para sortear a las autoridades. Así, en este caso, y al contrario de su film previo, donde se veía a soldados cometiendo atrocidades, los villanos de Burning Birds son civiles y paramilitares. El drama está ambientado en 1989, y la protagonista es una viuda abocada a todo tipo de penurias para sacar adelante a su numerosa familia. Pushpakumara desarrolló el proyecto con la ayuda del programa de residencia Cannes Cinéfondation, el apoyo del Instituto del Cine de Doha y el Hubert Bals Fund del Festival de Róterdam. Además, durante siete meses, desarrolló el relato en el Jerusalem International Film Lab con uno de los más reputados asesores de guión, Jacques Akchoti. La película, una exploración de las secuelas de la guerra civil en el país asiático, fue reconocida en Tokio con el Premio del Jurado. Destaca su cuidada fotografía, donde el realizador plasma su gusto por la obra de Caravaggio y Rembrandt.

 

¿Cómo de cerca te sientes del trabajo de tu compatriota Vimukthi Jayasundara?

Cuando comencé en el mundo de la dirección, Vimukthi ya había hecho dos películas que fueron aclamadas por la crítica. Venimos de dos partes diferentes de Sri Lanka. Él viene del Sur y yo vengo de la región del Noreste. Como espectador admiro principalmente sus dos primeras películas, Forsaken Land y Between Two Worlds.

 

¿Crees que los cineastas de Sri Lanka estáis por fin ofreciendo su propia respuesta al marco de referencia que ofrece vuestra realidad?

Hay tantas historias en Sri Lanka que todavía no han sido contadas… No hemos hecho más que empezar a contar esas historias al mundo.

 

Tu primera película, Flying Fish, fue prohibida por el gobierno de Sri Lanka. ¿Cuáles son tus expectativas sobre la exhibición de esta película en tu país?

Esta historia refleja una de las eras más oscuras de la historia reciente de Sri Lanka. Quiero compartir esta historia con el mundo entero, incluso con mis queridos compatriotas. Ojalá la gente contemplase su pasado y presente con una mente abierta y confesara lo que algunos de ellos han hecho a su propio pueblo. Así es cómo podríamos aprender del pasado para crear un futuro mejor. Siempre sueño con una Sri Lanka mejor, como les pasa muchos otros habitantes de Sri Lanka.

Mi primera película, Flying Fish, fue prohíbida por las anteriores autoridades en 2011. Pero espero que esta película sí sea capaz de ser exhibida en Sri Lanka tan pronto como sea posible, ya que veo que hay una respuesta positiva por parte del actual Gobierno.

 

Al contrario que en tu anterior película, en la que se podía ver a soldados cometiendo atrocidades en pantalla, los villanos de Burning Birds son tanto paramilitares como civiles. ¿Has tenido en esta ocasión más cuidado debido a la censura?

Sí, no quería dar margen a las autoridades para que controlaran mi libertad de expresión. Esta vez estudié minuciosamente cómo los cineastas iraníes trataban con sus autoridades gubernamentales y qué clase de método han estado utilizando para dar forma a sus expresiones creativas. Lo que más me interesaba era mi historia, y contarla de forma muy clara.

 

Tu anterior película reflejaba el profundo trauma social y psicológico causado por la guerra civil en tu país, y Burning Birds está ambientada en 1989. ¿Cuánto tienen tus compatriotas que mirar al pasado para curar las heridas del presente?

Somos una nación que se olvida muy rápido de todo. Y eso hace que exista la posibilidad de que cometamos los mismos errores, una y otra vez. Por lo tanto, creo firmemente que tenemos que contar estas historias a nuestra gente. Así pensarán en su propio pasado, y serán capaces de soñar con un futuro mejor.

 

Burning Birds también muestra el desprecio y la hosquedad de una sociedad en la que todo gira en torno al hombre. ¿Es diferente la situación para la mujeres en tu país, 28 años después?

Después de 28 años no puedo decir que la situación haya cambiado mucho. Es cierto que ha habido algunos cambios, para mejor. Las mujeres ocupan altos cargos dentro el país y eso es una buena señal. Aún así, todavía no tenemos un buen sistema de protección social para la población femenina. Por otro lado, eso afecta no sólo a las mujeres, sino al conjunto de la sociedad. A grandes rasgos, las mujeres no son iguales a los hombres, aunque eso es algo que debería cambiar pronto. Para eso necesitamos reformas políticas sociales, de alcance masivo. Sólo a través de esas reformas podemos cambiar las actitudes de la gente.

 

La película tiene una estética rigurosa y meticulosa. ¿Que importancia tuvieron el encuadre y la fotografía para retratar esa brecha social?

La belleza es muy importante para mí. Trato de ver esa belleza en cada momento de mi vida, sin tener en cuenta las grandes turbulencias por las que pueda atravesar en cada momento. Aprendo mucho del cine sobre pintura. La estética de Burning Birds se basa, principalmente, en Rembrandt y Caravaggio. He estado fascinado con los trabajos de esos dos grandes artistas durante años. Durante posgrado estudié detenidamente su pintura. Me gustaría decir que su pintura me enseñó mucho.

 

Burning Birds está construida en pequeños encuadres que son casi como micro historias en sí mismas. ¿Cómo fue el proceso de escribir el guión?

La película comienza con mi propia experiencia. Luego ya llevo esta historia personal al vasto contexto sociopolítico de mi propio país. Empecé este proyecto tan pronto como terminé Flying Fish. Completé la preparación en Corea del Sur. Luego los primeros tres o cuatro borradores los completé en la Residencia de Cinefondation en París. Una vez que terminé mi programa de residencia en París, me invitaron al International Film Lab de Jerusalén y trabajé durante siete meses en el guión con mi profesor.

 

En tu trabajo con los actores, consigues una sensación de realidad que es casi propia del documental. ¿Cómo trabajaste con ellos en el set?

En el set utilicé un guión muy meticuloso. Normalmente escribo todo lo que espero de los actores. Soy una persona que filma hasta que consigue aquello que espera de los intérpretes.

 

Cuéntanos acerca de tu trabajo específico con Anoma Janadari, la actriz principal (que está fantástica).

Había aparecido fundamentalmente en las producciones de Ashoka Handagama. Janadaree era la ex mujer de Handagama. Después de hacer Flying with One Wing, no gozó de la oportunidad de actuar en ninguna otra película durante 12 años.

 

La casa en la que vive el personaje principal es un elemento simbólico fundamental de la película. ¿Qué rol quisiste darle en la historia?

La casa es la historia. “La casa’’ lo es todo para la protagonista, Kusum.

 

¿Qué papel representa la familia en vuestra sociedad?

Al igual que en otros países de Asia, la familia es la base de la sociedad de Sri Lanka. No importa si eres cingalés, tamil o musulmán, siempre querrás estar con la familia. Luchas por la familia. Tal y como muestran las enseñanzas de Confucio, que también dicen que la familia es la base de la sociedad.

 

La justicia es un elemento ausente en la película. Hay una autoridad, pero no hay justicia. ¿Cuál es la situación actual?

Las cosas han ido cambiando lentamente. Comparado con el régimen de Mahinda Rajapakse, el actual Gobierno es mejor en el terreno de la libertad de expresión, la democracia y la justicia, aunque no quiero por ello darles ya un certificado. Aún así, el país no tiene todavía un buen sistema de instituciones de protección social.

 

Desarrollaste el guión durante un periodo de siete meses en el Jerusalem International Film Lab, con uno de los más renombrados consejeros de guiones, Jacques Akchoti. ¿Cómo te ayudó?

– Trabajar con Akchoti fue una de las experiencias más memorables de mi vida. Me abrió los ojos al hacerme preguntas muy serias sobre los personajes y sobre el objetivo narrativo que perseguía con ellos. Nunca había tenido esa clase de experiencia. También ocurre que cuando estás en el laboratorio con un consejero de guiones siempre tienes plazos. Así que eso es algo que te mantiene como en un maratón. Me encantó..

 

¿Teniendo en cuenta las diferencias culturales, qué reacciones esperas del público español y occidental ante tu cine?

Tengo mucha curiosidad por ver cómo reacciona el público español ante Burning Birds. En los festivales europeos en los que se ha venido proyectando hasta ahora, obtuve muy buen feedback, lo que me hizo muy feliz.